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A mí me ocurrió algo de niño cuando estaba en primaria. No sé exactamente qué edad tenía pero ocurrió en la primera mitad de mi etapa de la primaria.
Recuerdo que estaba jugando con dos amigos, sin embargo el juego era más entre un amigo y yo. El otro solo estaba ahí platicando
Recuerdo que el niño con el que estaba jugando era un chico muy bonito. Era el típico que desde niño se notaban rasgos atractivos, piel clara y además popular (para los estándares de primaria)
Ese día, no sé por qué pero la maestra nos había dejado solos, así que cada grupito estaba en su onda.
Entonces este chico y yo empezamos a jugar a que él era un robot y de repente él hacía como que se apagaba y yo metía mi manita a su playera por la parte trasera para “cambiarle las pilas” o por el pecho para “arreglar cables” o algo así.
El punto es que pues yo aprovechaba para tocar el cuerpo de mi compañero en cada ocasión que él se “apagaba”.Hasta que en uno de sus “apagones”, llevé mi mano mucho más abajo por la parte de enfrente de su camisa que por cierto en la escuela siempre pedían que la camisa estuviese fajada dentro del pantalón, por lo que al bajar mi mano más me di cuenta que había llevado mi mano hasta dentro de su trusa. Entonces pude sentir su pene y llevado por mis instintos del momento comencé a tocarlo un buen rato, tocando todo lo que quise, bajando y subiendo su prepucio, etc. Realmente no sabía que hacía, solo me deje llevar.
Mi compañero no me quitó ni nada, solo se limitó a voltear a ver y comentarle de forma algo burlona al tercer chico que solo estaba viendo y platicando con nosotros: -Este we solo anda tocando los puros huevos. Y ambos se rieron.
Yo me quité y me asusté porque pensé que le iban a decir a la maestra y me iba a regañar o le iban a hablar a mis papas (cuando vas en primaria usualmente todos los niños quieren acusar a todos por cualquier cosa). Pero pues no, mi amigo con el que estaba jugando siguió “apagándose” de forma que el juego del robot seguía y el otro chico tampoco dijo nada cuando regresó la maestra.
De ahí pues ya no pasó nada (y pues era obvio, estabamos super niños) y eventualmente mi amigo se cambió de escuela y como suele pasar con muchos chicos.
A mí me ocurrió algo curioso.
Hace tiempo, mi coach del gym a donde iba me había recomendado tomar un masaje para aliviar dolores y estrés. Así que por mi cuenta busqué opciones y elegí la que más me agradó en atención (primero online), amabilidad y lugar (se veía muy bien el lugar).Así que fuí a mi cita. Me recibió un hombre de entre 36-40 años, cuerpo normal, pelón y una cara muy atractiva.
En este spa al parecer tenían muchos servicios (corte de cabello, mascarillas, uñas, etc… servicios varios) así que me pasó a una de las habitaciones en las que se daban los masajes, me dejó unos momentos a solas para que me quitara mi ropa, me pusiera una toalla y me recostara sobre la camilla.
Una vez en la camilla él entró, me acomodó la toalla de forma que me cubriera los glúteos y comenzó el masaje.
De ahí todo bien y muy agradable y normal. Después me dice que me de la vuelta para seguir con la parte de enfrente, así que lo hago y nuevamente la toalla me cubre el area genital.
Cabe mencionar que por alguna razón yo estaba nervioso, y con forme pasaba sus manos por mi cuerpo, comenzaba a tener algunas erecciones que intentaba disimular, sin embargo me daba pena que el masajista lo notara.
Sin embargo, cuando pasó una de sus manos por mi ingle para llegar a mi pierna, una de mis erecciones sí la notó ya fue muy instintiva. Yo me seńtía super apenado, pero justo despues de eso, el masajista me “acomodó” nuevamente la toalla (la cual era muy ligera). Lo curioso fue que la acomodó al mismo tiempo que la bajaba un poco. Entonces la toalla había quedado mucho más abajo de donde estaba originalmente. Esto era un problema ya que estando acostado, mi erección estaba apuntando hacia arriba y la sábana había quedado muy justa, apenas cubriéndome el pene.
Esto me puedo más nervioso e intentaba evitar tener erecciones ya que con cada una, la sabana se levantaba un poco más, dejando muy ligeramente al descubierto la punta de mi pene.
Sumado a esto, el masajista comenzó a “arrimarme” su bulto cuando pasaba junto a mis manos o cabeza, y aunque yo no lo agarraba como tal, sentía que estaba duro.
Es pues de un rato, la punta de mi pene ya había quedado un poquito visible debido a que como dije, el masajista había colocado la toalla muy “al limite” de mi pene.
Además de eso, en cada oportunidad sus dedos “rosaban” casi por accidente mis testiculos o pene.
Sin embargo había una parte de mí que pensaba qué tal vez era el morbo del masaje pero todo seguía siendo normal o profesional hasta que de la nada el masajista se colocó a los pies de la camilla y con un movimiento suave, jaló o bajó la sábana hacia donde él estaba, dejándome ahora sí por completo desnudo.
Eso me dejó helado y caliente al mismo tiempo y el que me quitara la toalla hizo inevitable que mi pene se pusiera duro por completo y mi erección palpitara un poco.
Ël notó esto y poco a poco, muy suave fue rosando, acariciando y tocando ahora sí todo mi cuerpo con roses suaves y medio tímidos por mis testiculos y mi nene y eventualmente se desfajó y volvió a “arrimarse” a mis brazos y manos para que lo tocara.
Todo esto, además de que me dejó mudo, era en completo silencio porque en las demás habitaciones se encontraba el resto del personal del spa
