carlosmusclexxx

Por cierto, a todos los polis les dejo este regalito, para sus ratos relax: https://drive.google.com/drive/folders/1wQZmjnxUzEvmsrPak0-MN2R_v45OeCJg?usp=sharing

Saludos. Este relato es un suceso que me ocurrió en uno de tantos hoteles que, en mi anterior trabajo, frecuentaba. Lo que me pasó esa noche fue de lo más bizarro… pero más padre: tuve que compartir mi habitación ¡con un policía federal!
Siempre he tenido una debilidad por los uniformados. Esa noche se me hizo realidad esa fantasía que tenía desde hace mucho tiempo.
Ese día tuve un recorrido bastante largo y llegue a hospedarme a un hotel donde se encontraba hospedado todo el cuerpo de policías que estaban en esa zona. Me recordó mi ciudad, Chihuahua, en la que durante un tiempo los policías federales estuvieron hospedados en un conocido hotel del centro de la ciudad mientras les construían sus nuevos cuarteles, al norte de la ciudad.
Cuando llego al hotel resulta que me dan la habitación con una rapidez increíble, como si la tuviera reservada, que no fue el caso. Yo dí con ese hotel mientras conducía, lo que quería era llegar a dormir a donde fuera y que no fuera mi carro.
Antes de dormir me metí a bañar, por el ajetreo del día. No quería dormirme sucio. En eso me saco de onda porque me parece escuchar que alguien había abierto la puerta… acto seguido, escucho una voz fuerte, muy varonil, como si estuviera hablando por teléfono con alguien. Aún con ese miedo, sigo bañándome hasta terminar y salir.
Salgo del baño y ¡oh, sorpresa! me topo con un hombre de más de 1.80 de estatura, bastante fuerte (por no decir, mamadísimo), pelo castaño… ¡y hermoso el cabrón!
Me preguntó que quién era yo. Sacado de onda, yo le pregunté lo mismo. Me dijo que estaba hospedado en ese hotel y que esa era su habitación. Los dos vamos a la Recepción para ver qué onda. Resulta que la recepcionista, por error, nos puso en la misma habitación. Sabía de la reservación, pero tal fue la coincidencia de que el nombre de la reservación era el mismo que el de este policía ¡era un homónimo!
En fin, como todo el hotel estaba lleno no me pudieron dar otra habitación. Yo ya lo que quería era un arreglo, estaba muy cansado. Total, el policía y yo llegamos a un acuerdo y decidimos compartir la habitación, ya que ésta tenía dos camas.
Nos fuimos a la habitación y platicamos un buen rato. En el fondo, creo que le caí bien… y bueno, a mi me inspiró confianza… por decirlo así.
Hacía calor. En eso, el poli me dice que se iba a bañar para quitarse el calor. “¿No te molesta?”, me preguntó. “No, para nada… si no te voy a bañar yo”, le respondí y bromee. “Si quieres, te espero”, me respondió con una pícara sonrisa y me reí junto con él.
Mientras él se bañaba, me recosté en mi cama. De pronto, empiezo a imaginarme a ese hombre bañándose completamente desnudo, frotando su cuerpo. Me hizo imaginar cosas que nunca había pensado.
Sin más, el poli sale de repente del baño completamente desnudo, mostrando esa hermosa figura masculina que tanto imaginé que el tendría desde la primera vez que lo vi. Buscaba una toalla, la cual estaba cerca de mi cabecera. Se acercó para intentar agarrarla y en eso la luz de la lámpara iluminó más su figura lampiña, acompañada de un pene terso y unas bolas grandes y redondas. Se notaba que se depilaba cierta parte, pero los pelos en el pubis mojados y aplastados eran lo máximo.
En mi intento de disimular mi excitación, el poli se dio cuenta… tenía un magnifico cuerpo. En eso me dice: “adelante, no me da pena, puedes tocarlo si te gusta”. Se me quitó el cansancio en chinga. Me puse de pie y le dije: “estoy dispuesto, si no te incomoda”. “Voy a cerrar bien la puerta. Ay regreso.”, me respondió. Yo estaba sorprendido, no podía creer lo que me estaba pasando: un policía mamado estaba yendo a la puerta de la habitación a cerrarla bien para que no interrumpieran lo que tendría con él.
En eso volvió. Cerró la puerta de la recámara. Se acercó manoseándose el pene, que en apenas unos segundos comenzaba a crecer y crecer hasta tener un tamaño grande, bastante grande. Me acerqué a él y ese olor a jabón que tenía su cuerpo me hizo acercarme con la boca dispuesta a chupar ese tamaño trozo de carne. El empezó a gemir lentamente… se sentó. Yo, de rodillas, me sumergí en ese inmenso palo grueso. Era delicioso sentir las venas y algunos pelos cerca de mi nariz. Fue maravilloso sentir el líquido seminal salir de su verga y acabarse en mi lengua. Lo chupé todo, lo que quise hasta que se él levantó y trajo del baño un frasco de crema del hotel. Empezó a untarme crema en mi culo, el cual esperaba tener esa enorme verga dentro. Con la cantidad de crema y precum escurriendo de mi culo, el dolor al sentir la cabeza atravesando mi ano fue poco hasta tener a este macho subido y metido en mí… ¡fue único!
Me abrió poco a poco hasta empezar ese vaivén que me hizo sentir algo que jamás había sentido. Era un viajesote en mi mente sentir a ese macho mamado haciéndome suyo, sentir sus músculos, ver que disfrutaba conmigo. Quizá tenía tiempo sin tener acción con alguien. Me hizo cambiarme de posición varias veces. Debo decir que duró mucho tiempo dentro de mí, hasta sentir un liquido caliente y espeso… hasta la última gota se quedó dentro de mí. Lo poquito que quedó fuera de mí lo limpié con mi boca. Después de venirse dentro de mí, él cayó de un solo golpe sobre mí. Después de un rato de sentir nuestros cuerpos y besarnos, me fui al baño de nuevo… para seguir la velada duchándonos los dos. Con mis dedos pude sentir cuanto semen depositó… era delicioso… porque sí, lo probé ¡y era delicioso!
La segunda cama no se usó, ya que dormimos juntos, abrazados. Yo me dormí sintiendo su respiración… y su cuerpo, claro. Dormí como nunca. Ya ansiaba a que llegara el amanecer para repetir esa experiencia única.
Espero que les haya gustado este relato y ojalá compartan varias experiencias que ustedes hayan tenido con policías.