Hace un par de años acepté la invitación que me hizo un desconocido en Craigslist (¿se acuerdan de craigslist?) para visitarlo en su departamento cerca del malecón de Tijuana. No sé por qué no chequé su edad (supongo que asumí que era cuarentón), pero cuando abrió la puerta me encontré con un gringo gordito de 80 y pico años. Por amabilidad fingí un poco que no me sorprendía, pero la verdad me saqué mucho de onda. Él puso un poco de porno en su computadora (futanari) y entró al baño para ponerse la lencería (era travesti, que era lo que me había llamado la atención en un principio). Me dije a mí mismo «bueno, quizá no sea tan malo», pero tristemente puedo decir que me dio una de las peores mamadas de mi vida. Perdí la erección y me rendí. Se le veía bastante decepcionado, pero la verdad me valió un poco madres. C’est la vie.